Muñecas de parto , lactancia y porteo - Muñecos sexuados
Muñecos hechos a medida
Una buena mandarina hace muñecos de trapo.
Los sueña, los dibuja, y busca uno a uno los materiales que cada muñeco se merece (los más suavecitos, los más divertidos, o los que traigan un recuerdo), y los cose puntada a puntada pensando siempre en la persona que lo va a recibir.
Cuando los termina los perfuma, les da un abrazo y los manda a su nueva casa.
Así están hechas las mandarinas. Con sonrisas, con sueños y con nuevos y hermosos lazos que cruzan océanos. Y sobre todo con amor, de todos los colores y texturas.
Una buena mandarina cree que cada persona es un milagro, y un misterio al que acercarse con respeto.
Cree que todos los seres merecemos ser tratados amorosamente y de acuerdo a nuestras particularidades.
Cree que la crianza respetuosa es la mejor manera de apostar a un mundo nuevo y apoya sus principios fervorosamente.
Una buena mandarina apuesta a la magia, a la imaginación sin límites, al deseo como motor, a la alegría de las cosas más pequeñas y cotidianas.
Apuesta a la gente,a las redes de personas, al trabajo en conjunto, a la solidaridad, a la empatía y a la alegría como bandera.
Nuestros muñecos están hechos en base a diseños y moldes propios.
Están realizados totalmente a mano, y son seguros para niños pequeños porque cada parte está firmemente cosida.
Para su confección usamos materiales nobles (telas, lanas, algunos materiales reciclados), seleccionados y conservados con el mayor de los cuidados.
El perfume que usamos para aromatizarlas está hecho con aceites naturales.
Son lavables y resistentes, porque sabemos que van a recibir muchos besos y abrazos y a compartir miles de aventuras.
Los modelos que proponemos son solo eso, una propuesta. A partir de ella cada muñeco será único, hecho a medida de quien lo va a recibir. Porque queremos que cada muñeco sea un tesoro para su dueño, que lo refleje y acompañe a lo largo de su vida.
Podés elegir colores y detalles. Y si tenés una idea pero no la ves en nuestro catálogo, comunicate con nosotros y diseñamos juntos el muñeco de tus sueños.
Había una vez...una abuela Yolanda de manos mágicas, ellas me enseñaron a coser y a tejer, a bordar y a soñar en colores. Las manos de mi mamá también lo son, y junto a ellas aprendí cuando era muy chiquita las mil posibilidades de un retacito de tela o de un ovillito olvidado.
Después ese amor quedó guardado.
Me dediqué a la escultura, a pintar, a mi taller de arte.
Hasta que, mientras esperaba a mi hija, me reencontré con la calidez de las telas y las lanas y volví a enamorarme del tiempo pausado que la costura y el tejido imponen.
Por eso digo que Una buena mandarina nació junto a mi ¨ser mamá¨. Antes de la llegada de mi hija dibujé los primeros bocetos y hoy con ella crecen y cambian los diseños. Viéndola jugar parece que las nuevas ideas no tienen fin.
Me gustan las muñecas, hacerlas y acunarlas. Y me gustan las personas y el misterio que cada una encierra. Y me gusta que mis muñecas sean lazos entre la gente, cajitas de sorpresas, compañeras de juegos, de esperas y de celebraciones.
Cuando termino una muñeca le doy un abrazo. Siempre. Y si no le dieron nombre se lo doy yo. Y después la preparo con todo cuidado para que llegue segura a los brazos de quien la espera. Gente que siempre está muy cerquita aunque a veces vivan a miles de kilómetros.
Gracias a mi hija, mi abuela y mi madre, y a los que sostienen mis sueños, y a los viejos amigos y a los nuevos, y a mi hermano de sangre y a mis hermanas de corazón, y a los que me dan su confianza o me entregan sus historias. Porque Una buena mandarina somos todos nosotros, porque ¨mis¨ muñecas, por eso mismo, son ¨nuestras¨